Pero saben que, yo sí he ido a la Luna incontables veces, unas la he he hecho en sueños, otras mientras cerraba los ojos y algunas quizá lo hice abrazada a tu espalda...
Tengo millas acumuladas de tanto ir y venir... Me hicieron descuento en el traje espacial, mis pulmones se están acostumbrando a la falta de oxígeno y ni hablar de mi cuerpo a la gravedad...
Y sí, la madurez y la felicidad son como viajar a la Luna, no es permanecer allí lo que hace que el viaje valga la pena, sino todo el camino de ida y venida lo que cuenta. Porque sí, ser infeliz por una vida, hace que uno valore 3 segundos de felicidad...
Y la madurez... ¡Oh bendita madurez! Comportarse como niño es un "santo pecado", la madurez no es traje formal que no combina con las medias de la niñez ...
Vestirse de colores es bonito... Y negarlo, es decir que el arcoiris no combina entre sí.
La madurez es "una mentirita blanca" para diferenciarnos de los niños, porque sí, yo disfruto como nunca sacarle la lengua a un desconocido cuando voy en el bus, darme el gusto de brincar en los charcos aunque sepa que mis zapatos se van a mojar, pedir una cajita feliz solo por el juguete aunque sepa que no me voy a comer toda la hamburguesa... O mejor aún, reírme como tonta de algo que no tiene sentido pero para mí es tan gracioso que me deja sin respiración.
Porque sí... La madurez y la felicidad se disfruta más de a poquitos.
La madurez de a muy poquito, la felicidad de tantito más.
ResponderEliminarme encanta,! es satisfactorio cuando la copa se llena lento, despacio, gota a gota.
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